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domingo, 28 de diciembre de 2008

Doha 2008,La cumbre inadvertida.(El Correo, 28.12.08)

DOHA 2008 : La Cumbre inadvertida.

Manfred Nolte

Días atrás, la capital de Qatar ha recobrado actualidad al acoger en el marco de Naciones Unidas la “Conferencia Internacional de Seguimiento para la Revisión de la Implementación del Consenso de Monterrey. El “Consenso de Monterrey” alcanzado en marzo de 2002, representa probablemente el cuerpo doctrinal de mayor calado en materia de desarrollo, consensuado entre los países centrales y el sur. Supuso la instauración del llamado “Espíritu de Monterrey” superando una década de estancamiento en los niveles de asistencia al desarrollo y la marginación de Naciones Unidas como foro de multilateralidad, en un enfoque “holístico” e inclusivo para todos los agentes del desarrollo.

Pero aquellos enunciados programáticos no siempre han tenido resultados concretos. Por ejemplo el compromiso contraído por los países desarrollados para destinar el 0,7% de su PNB a la Ayuda al Desarrollo, que solo ha sido cumplido por un número muy reducido de ellos. Otros parámetros desafían la lógica del Consenso: el volumen de flujos financieros de los países desarrollados hacia los países en desarrollo pasó de ser positivo hasta 1997, a ser crecientemente negativo, a partir de dicha fecha. Aunque ello no represente una pérdida, ya que en buena parte se constituye en reservas exteriores, supone una costosa esterilización de recursos productivos para los países en desarrollo. Paradójicamente el sur es acreedor del mundo desarrollado. A lo anterior hay que agregar la crisis financiera global que está comenzando a mostrar en el sur su rostro más severo. Hechos de este corte y la necesidad de acompasar la acción del desarrollo a un escenario global radicalmente distinto, crearon una gran expectación en torno a la “Reunión de Alto Nivel” de Doha, que en gran medida la convocatoria del G20 ha venido a frustrar.

En efecto, la cumbre del 15 de Noviembre en Washington, ha clarificado la interpretación occidental de la cooperación. El celo y flexibilidad demostrados por los jefes de estado y de gobierno del G20 para acudir a la llamada del presidente Bush contrasta con el desprecio mostrado hacia la convocatoria de Doha. Sarkozy, como representante de la Unión Europea ha sido el único máximo mandatario del G20 presente a la vez en ambas citas. Tampoco estuvieron Strauss-Kahn ni Zoellick desaprovechando una ocasión de oro para mostrar a la comunidad de países la renovada visión solicitada de las Instituciones de Bretton Woods . Todo ello ha hecho de Doha 2008 una cumbre descafeinada e inadvertida.

El G77, que agrupa a 130 países, y representa al mundo no desarrollado, ha interpretado estas ausencias como un claro mensaje de que occidente no compartirá protagonismo en el diseño del nuevo orden financiero internacional. De ahí que la aceptación “en extremo” por parte de la delegación estadounidense de una cumbre monográfica para el estudio conjunto de la Crisis y que se reputa como la principal conquista de Doha 2008, deba interpretarse con la necesaria cautela.

La Asamblea General de Naciones Unidas, tras tensas negociaciones, llegó finalmente a aclamar un texto acuñado como la “Declaración de Doha”. La Declaración se reafirma en la totalidad de contenidos de Monterrey, avanza notablemente en los temas de igualdad de género, y remite a Naciones Unidas algún protagonismo- el futuro aclarará cual- en la negociación de la Crisis Global. Pero no deja contento a nadie. Para el representante de Bangladesh, portavoz de los 45 países menos desarrollados, el progreso desde el 2002 ha sido “pésimo”.Y desde luego no ha reproducido la aureola general de buenas sensaciones registradas al termino de Monterrey.

Siete años después de la adopción del Consenso, la Declaración apenas supera su simple repetición. La pregunta es ¿es esto aceptable? En el contexto de la crisis financiera mas aguda desde la gran depresión y cuando el progreso realizado en la reducción de la pobreza y el desarrollo humano en la ultima década puede calificarse de mínimo, la respuesta es claramente negativa. Para Marzo de 2009, el Presidente de la Asamblea de Naciones Unidas deberá convocar las bases de una conferencia sobre “La crisis financiera y económica mundial y sus efectos sobre el desarrollo”. Se abre un rayo de esperanza basado en que para entonces las riendas de la economía americana estén empuñadas por una administración de orientación mas multilateral, privilegiando el foro inclusivo y democrático de Naciones Unidas sobre las reuniones de los clubs de los Gs. Los ojos del mundo están puestos en la administración Obama con todas sus expectativas e interrogantes.