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domingo, 20 de noviembre de 2011

El escándalo de la Realeza

“El texto que acabamos de escuchar nos dice que Jesús, el Hijo del hombre, el juez último de nuestra vida, ha querido tomar el rostro de los hambrientos y sedientos, de los extranjeros, los desnudos, enfermos o prisioneros, en definitiva, de todos los que sufren o están marginados; lo que les hagamos a ellos será considerado como si lo hiciéramos a Jesús mismo.

No veamos en esto una mera fórmula literaria, una simple imagen. Toda la vida de Jesús es una muestra de ello. (...) Él, que no tenía donde reclinar su cabeza, fue condenado a morir en una cruz. Este es el Rey que celebramos”.“Sin duda, esto puede parecernos desconcertante. Aún hoy, como hace 2000 años, acostumbrados a ver los signos de la realeza en el éxito, la potencia, el dinero o el poder, tenemos dificultades para aceptar un rey así, un rey que se hace servidor de los más pequeños, de los más humildes, un rey cuyo trono es la cruz. Sin embargo, dicen las Sagradas Escrituras, así es como se manifiesta la gloria de Cristo; en la humildad de su existencia terrena es donde se encuentra su poder para juzgar al mundo. Para Él, reinar es servir. Y lo que nos pide es seguir por este camino para servir, para estar atentos al clamor del pobre, el débil, el marginado”.

(Extractos de la Homilía de Benedicto XVI, en Benin, hoy Domingo 20 de Noviembre, solemnidad de Cristo Rey)

Homilía completa, aquí.

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1 comentario:

  1. Borja Vivanconoviembre 20, 2011

    Hoy acaba, en efecto, el año litúrgico con la solemne fiesta de Cristo Rey, una de las más queridas por el pueblo cristiano. El Papa ha realizado una síntesis muy oportuna del significado de Cristo Rey, sabedor que Jesús nunca utilizó el concepto de Rey para autodenominarse, sino que utilizó el más sugerente concepto de Reino de Dios, puesto al servicio de los más pobres. Así y todo, vaya mi homenaje a todos aquellos que antepusieron la ley de Cristo Rey a las leyes injustas de los hombres. Y en especial, mi recuerdo a quienes, por este motivo, murieron en los patíbulos gritando Viva Cristo Rey.

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