Contenido





domingo, 11 de marzo de 2012

Las Naciones de la Riqueza(El Correo, 11.03.12)

El título de esta columna corresponde al del blog de Jorge Serrano Paradinas, y constituye un ingenioso baile de palabras sobre el de la obra antológica del padre de la economía política, Adam Smith. Se justifica por el caudal creativo y resultados insospechados que el azar y las circunstancias pueden acarrear. O sea, el distinto puerto al que arriban algunas paradojas emblemáticas. Relataremos dos de ellas, separadas por un intervalo de dos centurias.

1.-James Tobin no es el creador de la ‘tasa Tobin’. No en su versión actual, la que ha conmovido los cimientos de la ‘city’ londinense y ha forzado a David Cameron el pasado 9 de diciembre a lanzar al Consejo europeo un órdago (fallido) sin precedentes y a bloquear el consenso del nuevo pacto fiscal.Veamos. Con la proclamación en 1971 de la inconvertibilidad en oro del dólar USA, los mercados de divisas se vieron sometidos a volatilidades sin precedentes. Tobin propone un impuesto sobre las transacciones en divisas, con el objetivo de desincentivar los movimientos especulativos y restaurar el equilibrio perdido. La idea quedó congelada durante más de 20 años hasta que diversas iniciativas de la sociedad civil descubrieron en la exacción fiscal una formidable fuente de recursos que se aplicaría a las necesidades de los países más vulnerables del planeta. En 2011, un proyecto de directiva comunitaria europea se apropia de la idea y plantea financiar sus propios presupuestos con las rentas del impuesto. La ‘tasa Tobin’ se crece y muta su objetivo desde uno estabilizante a otro recaudatorio.Tobin no se reconoce y puntualiza que, mientras su propuesta original tenía como única meta frenar el tráfico de divisas, los movimientos civiles habían enfatizado el aspecto de la renta generada con los impuestos “con la que quieren financiar sus proyectos para mejorar el mundo”. La tasa Tobin ni siquiera se menciona por la Academia Sueca de las Ciencias en el otorgamiento del Nobel. Tampoco aparece en la autobiografía del economista. Pero David Cameron se arredra ante en su potencialidad. No duda de que el impuesto es viable. El 9 de Diciembre el primer ministro británico lanza un ultimátum a sus colegas del Consejo europeo: o se blinda a la ‘city’ contra la tasa Tobin o el Reino Unido no firmará el nuevo pacto fiscal. El edificio europeo se tambalea.

2.-Adam Smith no es el padre el capitalismo. No del capitalismo profundo y manchesteriano, el de Wall Street y aledaños. La interpretación habitual de Adam Smith como el gurú del propio interés solo se sustenta en un par de frases anecdóticas que poco tienen que ver con la esencia de su legado teórico. De hecho, la mención ‘capitalismo’ no aparece ni una sola vez en su obra escrita. Adam Smith fue ante todo un filósofo moral, y después- aunque de ello se derivase su mayor notoriedad- un intérprete y organizador del intercambio social. ‘La Riqueza de las Naciones’ contiene su ideario político mientras ‘Teoría de los Sentimientos Morales’ –un libro menos conocido pero que Smith siempre reputó superior- descubre su auténtica alma.Llegado el momento, Smith tendría dos revelaciones que cambiarían no solo el rumbo de su vida sino en el de las relaciones sociales de occidente. De un lado, que el adecuado comportamiento moral se alinea con la eficiencia a largo plazo: "La avaricia y la injusticia son siempre miopes y no perciben su verdadero interés a largo plazo". De otro, que el discurso ético apenas despertaba interés en su audiencia mientras que esta reaccionaba de forma estimulante a los afanes más prosaicos pero más necesarios del día a día. Aparcando su nítida vocación moralista se enfrascó en el análisis de las relaciones y proporciones de la sociedad de su tiempo, de la utilidad de los bienes y del comercio, del progreso de las naciones y de sus ciudadanos. Más allá de su anecdótica invocación de la mano invisible, el visionario escocés destila en su nuevo tratado un conjunto de valores universales, que esta vez si logran concitar la atención y el aplauso del público. A lo largo de su obra se erige en promotor de la igualdad de oportunidades y de la ausencia de posiciones dominantes. El orden moral natural estabiliza los mercados. Si estos fracasan , hay que buscar la razón en las tropelías a las que se les somete cuando se incumplen las reglas básicas de juego, generando reacciones de caos, desigualdad e injusticia. “La justicia –afirma- es el pilar básico que sostiene la totalidad del edificio social”.‘Las naciones de la riqueza’ es una dislexia premeditada del titulo original ‘La riqueza de las naciones.’ La figura del economista habrá sido su máscara del filósofo moral.

También en Facebook,Twitter y Google+
















1 comentario:

  1. Borja Vivancomarzo 12, 2012

    Nuevamente, Manfred, dejas en evidencia la "leyenda negra" de Adam Smith.
    Nuestro presbiteriano escocés que fiel, a su puritanismo religioso, puso los cimientos morales de la economía moderna

    ResponderEliminar

Si No Tal vez